Uno de los mayores placeres que se pueden experimentar es ver la luz del sol proyectada sobre los paisajes después de un temporal.
Asturias es una tierra donde los contrastes adquieren fuerza y significado, y forman parte del universo emocional del viajero.
Niebla y luz, lluvia y sol, viento y calma, sol y nieve son a veces binomios antagónicos que enriquecen las sensaciones humanas vinculadas a la naturaleza.
Asturias con nieve es un auténtico paraíso invernal.
Y lo que toca después de una buena nevada —bautismo invernal por excelencia— es salir a disfrutar del paisaje, que multiplica sus matices y posibilidades de juegos y experiencias.
Así que en esta ocasión, y tras la magnífica invernada a la que hemos asistido, hemos recogido testimonios gráficos de distintas formas de integrarse en el medio natural cubierto de blanco.
Disfrutando como niños
Subimos a los Lagos de Covadonga en cuanto el temporal lo permitió para contemplar el panorama en uno de los corazones de Picos de Europa.
Lucía el sol y el aspecto de los Lagos era sencillamente espectacular.
Allí nos encontramos con algunos enamorados de Asturias y Guardianes del Paraíso, que se hacían fotos entusiasmados posando en medio del paisaje, como si se tratase de un decorado de ensueño... Riendo, saltando... En fin, disfrutando como niños de jornadas que son, sin duda, inolvidables.
Un paseo para hacer las mejores fotos de naturaleza
Una buena nevada es la excusa perfecta para salir a hacer las mejores fotos de naturaleza, para captarla en su plenitud invernal, y también para poner a prueba nuestra forma física, y nuestra capacidad de adaptación a nuevas realidades.
Es toda una aventura a la que pocos aficionados se resisten..., y que merece la pena de todas todas.
Con el paso del tiempo ahí queda el testimonio de aquel temporal, de aquellas nieves, de aquellos momentos, de mil vicisitudes y sorpresas.
Y como telón de fondo, la naturaleza asturiana, siempre generosa y amable.
En este paseo nos hemos adentrado en la belleza del Parque Natural de las Ubiñas-La Mesa.
El momento ideal para el esquí de travesía o las raquetas
Tras la nevada, es un buen momento para salir a patear..., y sin duda la mejor manera de desplazarse con garantía de éxito son los esquís o las raquetas.
Se trata de actividades muy tranquilas, para paladear con tranquilidad todo lo que la naturaleza y el paisaje nos ofrecen en su estado más puro y sosegado.
Tras el temporal, la naturaleza también se relaja y nos da lo mejor de sí misma.
Por eso una travesía en blanco nos llena de satisfacción y nos conecta directamente con el medio.
Es ideal para rebajar estrés y para tener una actitud amigable con el medioambiente... La visión de los bosques, los árboles, las montañas con la nieve apostada en sus anatomías es un verdadero privilegio.
Vida contemplativa al calor de un hogar con chimenea
Desde una casa en la aldea también se puede disfrutar de la nevada.
Un salón, una cocina o una habitación con vistas son un billete de ida al paraíso.
Al calor del fuego y de la leña, observar cómo se derrite el hielo, o como reluce el sol sobre la nieve, puede ser una sensación tan placentera o más, que un paseo.
Es otra manera de interactuar con los beneficios de la naturaleza.
Sin duda el sentido de la vista tiene mucho que decir en esto.
Deporte y nieve ¡también de noche!
La noche no es un impedimento para saborear el deporte y la nieve.
Todo lo contrario.
La estación de Valgrande-Pajares programa durante la temporada sesiones de esquí nocturno para que los aficionados experimenten la sensación de deslizarse por las pistas en plena noche.
Dicen los que lo han probado, que es un momento para repetir.
Algo distinto.
Otra forma de percibir la actividad deportiva y el propio paisaje.
¡Así que deporte y nieve es un binomio que funciona también de noche!