Romances de despedida y ausencia

Principado de Asturias
[Turismo Asturias]

Abundan entre los cantares asturianos aquellos que se dedican a recordar a los emigrantes que se fueron a América y a los mozos reclutados para cumplir el servicio militar o para luchar en la guerra.

Adiós que me voy sin verte,
mi corazón sin hablarte,
mis labios sin despedirte,
mis brazos sin abrazarte.
Adiós que me voy del mundo
porque la muerte me llama,
en el testamento dejo
que me entierren en tu cama.
Adiós querida del alma,
adiós, ramo de laurel,
adiós, jardín de las flores,
¡cuándo te volveré a ver!
No tengo miedo a la guerra
ni que me mate una bala,
sólo siento despedirme
de mis amores del alma.
Estrellita marinera
dame de tu claridad
para alumbrar a mi amante,
esta noche, que se va.
Cuando yo salí de Asturias
volví la cara llorando:
Adiós, Asturias del alma,
¡que lejos te vas quedando!
Tengo el amor ausente,
por carta nos saludamos,
en cada carta le digo
si está firme en lo que hablamos.
Tú me escribiste una carta
y en ella me enviaste celos,
por ahora no soy tuya,
malos principios tenemos.
Triste está mi corazón,
triste está y no sé qué tiene,
¡ay de mí! Que no está aquí
el que consolarme puede.
Sola soy, sola nací,
sola me parió mi madre,
solita tengo que andar
como la pluma en el aire.
Dicen que la ausencia es
semejanza de la muerte,
y yo digo que es mentira
porque te adoro sin verte.
Amor mío, si te vas,
déjame una prenda tuya,
déjame la tu navaja
para picar la verdura.
Una palabrita sola
te quisiera preguntar:
¿cómo te va con mi ausencia?
a mí con la tuya mal.
Mi amante cuando se fue
me dijo que no llorara,
que echara penas al aire,
pero que no le olvidara.
Sabes que te quiero bien,
sabes que deseo el verte,
sabes que la ausencia tuya,
es la causa de mi muerte.
Ojos que te vieron ir
por la carretera andando,
cuándo te verán venir
con la licencia en la mano
Presa estoy sin motivo,
cautiva sin libertad,
ausente del bien que adoro,
a lo mejor de mi edad.
Pájaro quisiera ser
que remontando mi vuelo,
pudiera pasar a verte
pero me queda el consuelo.
Anoche estuve muy mala,
ahora ya estoy mejor,
tuve carta de mi amante
y se me quitó el dolor.
Amante comunicante,
de mi corazón consuelo,
alivio de mis pesares,
¿dónde estás que no te veo?
Cartas van y cartas vienen,
cartas tengo en el correo,
¿de qué me sirven tus cartas,
amante si no te veo?
Papelito venturoso,
quien fuera dentro de ti,
para dar dos mil abrazos
al ángel que te va abrir.
Aunque estoy lejos de ti,
no lo estoy de pensamiento,
también del sol estoy lejos
y por eso me caliento.
A llorar mi triste suerte
en la cama me senté,
al ver que estaba tan lejos
lo que tan cerca soñé.
Como la lancha en el mar
siempre está haciendo mareo,
así está mi corazón
el día que no te veo.
Allá va mi corazón
entre dos vidrios metido,
mira, no lo maltrates,
que por tu amor va rendido.
La carta que te escribí
era de noche y no veía,
y si tiene algún borrón,
disimula, prenda mía.
Escribísteme una carta
y en ella una cinta verde,
no quiero carta ni cinta,
quiero que vengas a verme.
Escribísteme una carta
diciendo que me olvidabas,
cuando la carta llegó
yo de ti no me acordaba.
Mañana por la mañana
se embarca el bien de mi vida,
mal haya la embarcación
y el capitán que la guía.
Si la mar fuera tinta
y las olas de papel,
yo le escribiría una carta
a mi querido Manuel.
Tengo carta en el correo
¡Dios mío! ¿de quien será?
si es de Manuel, no la quiero,
si es de Antonio, traila acá.
Tengo pena y guardo luto
y no se me ha muerto nadie,
¿qué más luto puede haber
que la ausencia de un amante?


Dónde dormir Dónde comer Playas Patrimonio Rutas Turismo activo Información práctica Eventos Naturaleza Etnografía Reseñas Pueblos Blog