Estos animales con pinchos, tan incómodos cuando caminamos entre las rocas, son unos grandes desconocidos. Los griegos y los romanos los catalogaban a la misma altura que las langostas o las ostras.
Su sabor es el mejor retrato marino posible. Es yodo y sal, es sabor concentrado y potencia. La temporada de oricios comienza en octubre y se prolonga hasta mayo, teniendo su punto álgido en el primer trimestre del año, que es cuando el producto muestra toda su expresividad.
Los oricios tienen un aroma intenso y un inconfundible sabor a mar. Hay quien los prefiere degustar crudos, que es el grado de pureza máxima, o quien prefiere darles una ligera cocción, que no debe superar el minuto.
Para los que descubran este placer durante su viaje y se enamoren de estas huevas tan peculiares, les recomendamos adquirirlas en conserva, ya que aguantan perfectamente el paso del tiempo y nos darán más de una alegría en nuestra casa, por ejemplo en un revuelto o sobre un pescado.
Es un buen souvenir gastronómico, que se encuentra con facilidad en la mayoría de tiendas delicatessen.