Asturias es, y más en estas fechas, la emoción perfecta, ésa que nos trae sensaciones inusitadas, o aquellos recuerdos que daríamos media vida por volver a vivir.
¡Qué grande, qué sorprendente, qué inesperada, qué amigable es Asturias! Por eso os queremos regalar emociones, que os ayuden a “recargar pilas”, a renovar ilusiones, a recrear sueños o a gestar nuevos proyectos con aquellos que os quieren, en una tierra que siempre os acoge.
Asturias son mil emociones distintas, asociadas a momentos, a lugares, a personas, a deseos, a intenciones, a paisajes, a pasiones, a visiones, a explosiones de luz y de color, al frío y al calor, a rincones recónditos, a descubrimientos, a caminos de tierra y de agua, a torrentes de vida y de sueños...
Esta emoción llamada Asturias se deshoja en decenas... Os regalamos emociones distintas en un solo destino, aquel que os transporta a lugares que no están tan solo en los mapas.
Te regalo ¡un mar de nubes!
En Asturias, las nubes forman parte del paisaje, del imaginario colectivo... Aparecen y desaparecen, se las lleva el viento y el tiempo, se precipitan sobre la orografía en forma de neblina o de calima, de bruma o de borrina... ¡Cuántas maneras de llamar a las nubes y a la niebla! ¡Cuánta literatura! Son la esencia del "orbayu" y de la lluvia.
Hacen que el paisaje sea mutante en sus formas, en su luz, que emerja como un gigante o que desaparezca como por arte de magia.
Sin duda, en medio de este sorprendente panorama, uno de los fenómenos más llamativos es el mar de nubes, cuando el paisaje queda envuelto en la niebla y al estar en un alto percibimos un inmenso manto blanco que, a diferencia del océano, se esfuma en minutos o en horas... y de repente nos devuelve nuestros valles y montañas...
Te regalo una explosión de color en el cielo...
Los cielos de Asturias son una bendición.
Limpios, puros, con mil formas y colores.
La biosfera se vuelve transparente y cristalina, como el agua de los ríos de alta montaña con sus fondos calizos, como el mar de arena fina y blanca y colores turquesa al calor de los rayos del sol.
Y esa bendita mezcla de nubes y de lluvia, y de gotas de agua en medio del cielo da lugar a un prodigio llamado arcoíris, que cuando se contempla desde la alta montaña es una explosión de colores, es como una especie de bufón gaseoso que invade con intensidad sin límites nuestra retina.
Te regalo una ermita en lo alto de la montaña...
Caminas por senderos, atraviesas arroyos por puentes imposibles, subes laderas, te deslumbra el sol y te acaricia el cielo, el sudor y el paisaje son tus compañeros, y al final de cada sendero, en lo alto de la montaña, aparece una ermita, solitaria y apacible, como si te estuviera esperando desde hace mil años...
Te regalo una plaza en medio de la noche...
¿Hay mayor placer que un tranquilo paseo después de una cena, de unos vinos, de unas sidras... ? La escena es idílica: un casco histórico, el sonido del viento y de la noche, las luces sobre los edificios y las estatuas, y de pronto el encanto de una pequeña villa, de un pueblo, de una ciudad, entre la montaña y el mar... De pronto, una plaza en medio de la noche se transforma en un lugar especial, inolvidable.
Te regalo una poza en el curso de un río...
Los ríos asturianos son fuente constante de belleza y de naturaleza en estado puro.
Su curso nos ofrece un meandro, una rivera, un rápido, un remanso, un pozo, la visión de un salmón o de una trucha, la contundencia de un regodón, la belleza de una garganta, de un barranco, de unas hoces, de una cascada... En algún lugar de algún río, surge la paz para el espíritu, el sosiego para el cuerpo, una experiencia inesperada...
Te regalo la cascada soñada...
Una tierra verde y frondosa, de bosques de cuento y de cuentos en los bosques.
Una tierra de mitos y leyendas, de historias marcadas por la magia del paisaje y su gente.
Al fondo del camino, en un claro del bosque, la cascada soñada... Nos faltan las palabras, pero queda el recuerdo y la eterna nostalgia que impulsa el regreso.
Te regalo un camino de espíritus de todos los tiempos...
Es el camino de caminos.
Tiene siglos de historia y de leyenda.
Nació del sueño de un rey asturiano.
Desde la Edad Media hasta hoy por él han deambulado, vagado o caminado miles, millones de almas buscando un ideal.
Es un camino de espíritus de todos los tiempos y de eterna espiritualidad.
Es el Camino de Santiago, la Ruta Jacobea, la utopía de un rey, un sueño universal...
Te regalo la nieve y la inmensidad del mar...
Hay contrastes que dan ganas de vivir, y eso ocurre en Asturias.
La contemplación del mar desde imponentes cumbres es siempre una sensación gratificante e infrecuente, es un inmenso privilegio que Asturias nos reserva.
En un golpe de vista, la nieve en las montañas y al fondo el mar, o viceversa... Parece un sueño, pero es realidad.
¡Es como soñar despierto!