El Diañu Burlón es una criatura de la mitología asturiana que goza riéndose de los aldeanos. Es capaz de cambiar de forma y realizar todo tipo de proezas para hacerse unas risas a costa de los lugareños.
Un chaval de Quinzanas poco amigo de caminar, tenía a la moza en Arborio, un pequeño caserío de la parroquia de San Martín de Arango. Como quiera que la caminata era larga y el rapaz era perezoso el diañu aprovecho para reírse de él y se le apareció con la forma de un caballo blanco.
El gañán no dudó en subirse al caballo para ver a su amor. ¡Cómo corría! Parecía volar, y lo que más extrañó al muchacho, ¡sus cascos no hacían ningún ruido contra las piedras del camino!
En un instante llegaron a Arborio sin darle más importancia al caso que lo descansado que tenía el cuerpo para retozar con su galana.
¡Gracias a Dios!
Dijo el chaval cuando se bajo del caballo.
El falso caballo al oír el nombre de Dios, empezó a dar unos saltos terribles y gritó:
—Otro te traería, que yo no.
Y el mozo, después de creerse muerto, de tantos tumbos como le dio el caballo, se encontró de nuevo en el punto de partida.